Soy Evaristo Unbides, para los amigos “cuca”, naci en Apolinario Saravia, departamento Anta, Provincia de Salta. Desde chiquito me traslade a Embarcación, donde vive parte de mi familia que son Lola, Catalina, Clemira y Chachilo. Tengo muchos sobrinos a los que siempre recuerdo, Pichi, Héctor, Amanda, Hugo Velarde, Jorge, Gladis, Sandra, todos son Molina. Pele, Pinino y Roxana son Miranda, Claudia y Ariel Unbides.
Mi padre, Nicolás Unbides era oriundo de Santiago del Estero. Se que tengo familiares en Los Telares, Frías y Loreto, no los conocí pero viven en mis recuerdos. No debo olvidarme de los amigos de mi juventud.
Jugué al futbol en el club River de Embarcación, que llevo en mi corazón hasta la muerte. Cuando era niño cantaba en la escuela, lo hice hasta los 12 años, recuerdo a mis maestras Libertad Luna y Teresita Warnes.
A los 20 años me puse de novio con mi actual esposa, Marta Santillán, sus hermanos son Chela y Elías.
Ingrese al Ejercito Argentino, en el Regimiento de Infantería de Monte 28 con asiento en la ciudad de Tartagal, me retire con la baja de honores a los 8 meses. Inmediatamente inicie los trámites para ingresar a Gendarmería Nacional, donde viví buenos y tristes momentos. Ingrese en la Escuela de Suboficiales Raúl Remberto Cuello, egresando al año con el grado de Cabo del escalafón general, en las vacaciones viajamos a la Ciudad de Embarcación y allí nace Marcia Soledad, mi primer hija. De allí me destinan a la ciudad de Oberá, Provincia de Misiones.
Es mi primer destino, Panambi, un pueblito vecino de Brasil. Allí, Sentí la necesidad de cantar ante la influencia de la música brasilera, tuve grandes deseos de defender la música de mi patria, el dulce chamame, cantar mis coplas, chacareras, zambas de mi Salta amada.
Formamos un día un dúo folklórico que se llamo Los Ponchos Rojos con mi gran amigo cantor Eduardo Sánchez, Entrerriano, Docente y Director. El nombre de Ponchos Rojos fue pensado para homenajear al Gral. Martin Miguel de Güemes. Con el, recorrimos hermosos lugares donde fuimos recibidos con mucho entusiasmo y alegría en cada Festival donde nos toco actuar. Entre copas y copas nació mi hijo varón, lo llamamos Alejandro Javier.
En Oberá también jugué al futbol, defendiendo la casaca del Club Ex-Alumnos y fue en esta hermosas Ciudad Misionera que conocí a un hermoso matrimonio con quienes viví muchos años, Ciriaco Gonzales y su esposa Lucia Domínguez, el fue Gendarme y ella modista, sus hijos, mis hermanos del corazón, Marta González (Mimi) y Raúl Roberto González (Pipi), quien se alisto en Prefectura Naval Argentina y vive actualmente en Puerto Madryn. Marta colaboro con el diseño grafico de mi segundo disco, para todos ellos mi agradecimiento eterno
Pero no todo es color de rosa, tuve un terrible accidente de trabajo en las aguas del Río Uruguay donde perdieron la vida grandes amigos y camaradas, Fernández y Laurenzo, eso, lamentablemente marco mi vida para siempre.
Gracias al milagro de Dios salve mi vida, tuve ayuda medica y el gran apoyo de mi familia, gracias a ellos sigo viviendo. En la música encontré el desahogo a mis penas y tristezas y sigo defendiendo la tradición.
Siento que Dios nunca me dejo solo y me da las fuerzas para seguir adelante. Después del mencionado accidente, comencé musicoterapia y así empecé a cantar solo y a componer música, eso me ayudo a superar los malos momentos y siento que me hace muy bien.
Esta es en parte la historia de mi vida, esa misma que deseo compartir con todos ustedes, como también quiero compartir mi música y que todos puedan escuchar mis composiciones y puedan verme actuar arriba de un escenario, defendiendo nuestro cancionero popular. Salta y Misiones en mi corazón.-
De esta manera reflejo mi accionar en la vida y en la música y quiero cerrar este escrito agradeciendo profundamente a mi amada esposa y mis queridos hijos, como así también a todos los amigos que me dio la vida y que espero pueda conservarlos por siempre.-
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